Diseñar espacios gastronómicos es mucho más que pensar en mesas, barras y cocinas. Es entender cómo las personas habitan, comparten y disfrutan un lugar. En Destudio, abordamos cada restaurante como una oportunidad para crear experiencias memorables a través del diseño. Barecito, nuestro último proyecto ubicado en plena Plaza del Ayuntamiento de Valencia, es una muestra de ello.
Este nuevo concepto de Bar nace con una vocación clara: ser un punto de encuentro cercano, natural y funcional, en pleno centro de la ciudad. Desde un primer momento, entendimos que el espacio debía responder no solo a las necesidades operativas de un restaurante, sino también a las expectativas emocionales de quien lo visita. Porque comer fuera de casa ya no es solo comer: es socializar, desconectar.
El diseño interior para hostelería nos permite trabajar con una dimensión mucho más artística. Cada decisión, desde la distribución del local hasta la elección de materiales o el diseño de la iluminación, impacta directamente en cómo se percibe y vive el espacio. En Barecito, hemos buscado un equilibrio entre lo funcional y lo sensorial, creando un ambiente que invita a quedarse, a volver.
Uno de los mayores retos fue intervenir en un local sin fachada directa a la plaza, algo que convertimos en una virtud mediante un juego de perspectivas y curvas que conducen a la mirada hacia el exterior. Pero más allá de la solución formal, lo interesante es cómo este tipo de proyectos nos permiten explorar una arquitectura más honesta, que se pone al servicio de la experiencia sin renunciar a una identidad propia.
En Destudio nos apasiona diseñar lugares que conectan con las personas. La restauración con su dinamismo y su capacidad para generar comunidad, es un terreno fértil para ello. Por ello, cada nuevo restaurante que diseñamos es una oportunidad para seguir explorando cómo la arquitectura puede mejorar la forma en que compartimos la vida.